Jesús Hinestrosa López
Primero fue, es y será la Poesía. Después acaso esté el poeta sin tiempo racional sobre la piel y todo cántico o carblunco fulgurante bajo la luz del ocaso nacido en Sevilla en 1977, y luego acaso esté su barro último o su tiemblo de dragón, de pájaro sin alas, y sus dibujos, sus composiciones, fundando en la veintena (con ayuda de otros bardos) el Grupo Poético Erídano (también desman-telándolo, con ayuda de esos mismos otros bardos): hogar sin techos ni cimientos ni paredes ni lumbre, y siguiendo el flujo esmeralda del acontecer, con olor a metales amari-llos y negros, grises y anaranjados, acaso estén sus colabo-raciones en revistas literarias (porque el lenguaje sobre el papel frente a los ojos de vosotros torna transparente el cráneo y el deseo), como El Telar de Ulises, Laberinto, El Crepúsculo de las Bacantes o Montemayor, y al fin están sus muchos poemarios (treinta en un total de veinte libros, por ahora) editados en la Editorial Padilla, en la Familia Padilla, fuego, pupila, lluvia, gracias.
