Flechas, de amor envenenadas

Esta novela documentada, que rezuma historia, nos adentra en el mundo de cuatro generaciones que abarca casi un siglo, instalándose entre finales del XIX y casi todo el XX. Es a la vez un río que se nutre de muchos arroyos y manantiales, de muchas historias y pasajes que la hacen atrevida y ávida de continuar su lectura. Cada pasaje, cada puerta, es una «flecha» que dispara el autor, que nos lleva a nuevas historias con las que podría elevar a rango de obra completa y erigirse en otra novela, por la documentación explícita y desarrollada que exhibe. Es como el padre río que engorda, se ensancha y se ramifica, pero el cauce principal lo preside todo. Ese caudal de connotaciones, de conocimientos, está impregnado de intuiciones y sabiduría, de emociones vividas, de amor en lo que expresa y transmite.
Cuenta cien años de historia de España, de Andalucía, de Sevilla..., de un pueblo imaginado, idealizado, que el autor conoce a fondo; pero a poco que indaguemos se evidencia que se nutre de su conocimiento, de sus vivencias, de sus costumbres... Son cien años de historia novelada, documentada, trabajada, en la que se exponen datos concretos, constatados y descritos.
El libro puede convertirse en una novela actual, en una obra llena de anécdotas, pero a la vez puede ser un texto de consulta sobre nuestra historia cercana, la propia de nuestra tierra, la que tocamos a diario con las manos. Una vida en la que podemos recrear la nuestra. Es un espejo en el que, si nos miramos detenidamente, podremos vernos reflejados, rememorar y retrotraernos al tiempo de nuestros propios abuelos, a tres generaciones que muchos hemos compartidos y que nos ha conducido hasta el siglo XXI.