Flechas, de amor envenenadas
El marchenero Arístides Rueda Giraldo publica Flechas, de amor envenedadas, una novela de ficción con gran aportación histórica que consta de tres partes: «Aurora la Maroma», «La Puerta Principal (con Cartas)» y «Barro blanco».
Esta novela documentada, que rezuma historia, nos adentra en el mundo de cuatro generaciones que abarca casi un siglo, instalándose entre finales del XIX y casi todo el XX. Es a la vez un río que se nutre de muchos arroyos y manantiales, de muchas historias y pasajes que la hacen atrevida y ávida de continuar su lectura. Cada pasaje, cada puerta, es una flecha que dispara el autor, que nos lleva a nuevas historias con las que podría elevar a rango de obra completa y erigirse en otra novela, por la documentación explícita y desarrollada que exhibe. Es como el padre río que engorda, se ensancha y se ramifica, pero el cauce principal lo preside todo. Ese caudal de connotaciones, de conocimientos, está impregnado de intuiciones y sabiduría, de emociones vividas, de amor en lo que expresa y transmite.
Es un libro lleno de sensibilidades, de equivalencias literarias, que, unas veces, nos vuelca el corazón con retazos poéticos; otras, nos conduce por caminos melancólicos con un desgarrador relato, donde el vaivén anímico nos hace meternos en la piel de sus personajes, porque nos duele; y, otras, nos embauca con escenas propias de nuestras raíces, nos conduce por caminos literarios que nos remueven la conciencia, nos lleva a una especie de catarsis insoluble, a un laberinto abstruso del que nos cuesta trabajo evadirnos.
El libro puede convertirse en una novela actual, en una obra llena de anécdotas, pero a la vez puede ser un texto de consulta sobre nuestra historia cercana, la propia de nuestra tierra, la que tocamos a diario con las manos.
Es a la vez un libro de consulta, resume hechos acontecidos desde finales del XIX, a lo largo del xx y que quiere nutrirse del XXI. Una obra que, paralelamente, tiene contenidas historias personales, retazos y trozos de vidas que sufrieron los avatares de esos movimientos históricos. Personas y personajes se entrelazan de tal forma que, en sus páginas, en muchos de sus capítulos, se vislumbran hechos cercanos, hechos convividos, como un déjà vu profundo. Además, nos mantiene inmerso en esa disyuntiva, en esa quemazón que nos conduce a vivir en el filo de la navaja constante. Muchos de sus personajes no se definen claramente hasta el final de la obra, manteniendo en el lector una especie de vaivén, un amor convulso, envuelto en un halo de misterio y ansiedad que nos lleva a seguir buscando en sus manifestaciones para entender esa psicología humana que le pertenece.
